RICARDO VILLEGAS. UNA TARDE
RICARDO VILLEGAS Una tarde... Una tarde de febrero, se te helaron los labios; y una tarde de febrero te besé, quizá por eso, quizá porque te quiero tanto. Una tarde de febrero, con el mar a las espaldas y el cielo rojo, encallado en una roca lejana, tu boca lenta, encarnada, y tus palabras helando la tempestad cautiva de la tarde helada me besaste, quizá por eso, porque yo sin tí no soy nada. Una tarde de febrero, te quiero, sin más; porque no me hace falta saber por qué. Los besos, quizá por eso, quizá porque no sé por qué te quiero, y eso me basta.