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Mostrando entradas de agosto, 2014

La telebasura. Maribel Cerezuela

Me estoy poniendo bastante nerviosa. El reloj de mi ordenador marca las 16:28. En la TV están retransmitiendo un programa que me parece muy interesante sobre el virus en general y, en este preciso instante, el del Sida, en particular. Hablan y hablan, desde el programa Redes, en TV 24 h., pero mis nervios van en aumento. Acabo de limpiar la mesa. Tomo mis dos folios en blanco y mi bolígrafo preferido. Perdón, pero eso de tomar la pluma me parece una estupidez, por muy fino que quede escrito. A lo que iba, preparo la habitación para este momento en el que me tengo que sentar y escribir, de una maldita vez, un relato de no más de dos folios sobre la Telebasura. El sábado hice un esfuerzo. Encendí el receptor y, ¡ay maravilla!, vi un gran partido de tenis entre nuestro gran maestro Nadal y..., no me acuerdo el nombre del contrario, abro la página del buscador más famoso del mundo, http://www.google.com, y en deportes, cuando lo que espero es encontrar una foto y un titular, no menos grand

La telebasura. Maribel Cerezuela

Me estoy poniendo bastante nerviosa. El reloj de mi ordenador marca las 16:28. En la TV están retransmitiendo un programa que me parece muy interesante sobre el virus en general y, en este preciso instante, el del Sida, en particular. Hablan y hablan, desde el programa Redes, en TV 24 h., pero mis nervios van en aumento. Acabo de limpiar la mesa. Tomo mis dos folios en blanco y mi bolígrafo preferido. Perdón, pero eso de tomar la pluma me parece una estupidez, por muy fino que quede escrito. A lo que iba, preparo la habitación para este momento en el que me tengo que sentar y escribir, de una maldita vez, un relato de no más de dos folios sobre la Telebasura. El sábado hice un esfuerzo. Encendí el receptor y, ¡ay maravilla!, vi un gran partido de tenis entre nuestro gran maestro Nadal y..., no me acuerdo el nombre del contrario, abro la página del buscador más famoso del mundo, http://www.google.com, y en deportes, cuando lo que espero es encontrar una foto y un titular, no menos grand

Francisco Cañabate Reche. Lluvia de estrellas.

Cada treinta y seis años una lluvia de estrellas nos sorprende en la noche y nos extiende un manto luminoso y brillante, un manto que nos cubre por un instante único y nos evita el frío, un manto imaginario que nos hace sentirnos nuevamente pequeños, perdidos en el cielo, (los seres diminutos que finalmente somos), y nos recuerda un tiempo ya lejano y oscuro, (anclado en la memoria), en que todo era mágico y todo era posible.  Cada treinta y seis años ilustres meteoritos desprendidos de la cola de un astro caprichoso y lejano llegan hasta nosotros para cumplir su cita, y lo hacen puntualmente, con exactitud cósmica. (Ellos tal vez no saben que nosotros los vemos). Cada treinta y seis años suceden la Leónidas: un fenómeno loco y ciego y sorprendente. Unas horas fugaces, un tiempo entre paréntesis, una oportunidad inesperada para seguir pensando (¿y por qué no pensarlo?) que aún existen las Hadas y que a pesar de todo la vida continua. Y ocurrió aquella noche y por eso lo cuento. Viniero

Antonio García Vargas.Semiotical.

SEMIOTICAL — Todo poema ¿es un grito ya pronunciado?— Tú, poesía... eras una mujer cerbatana de talle largo y suspiro leve; un día encontraste la curva parabólica de un ave de presa y cual blanco lirio perdiste la línea sobre la hierba verde. ¿Pueden los signos externos descomponer la poesía? ¡Desnúdate, poeta! ¡Sacude el verso! ¡Rompe la cópula que amenaza la esencia de la codificación de la magia! ¿Y si descubrimos el aliento del hermano de las cavernas? No quiero ser fugitivo de una civilización que devora; ni reo. ¡Unamos en la carne la fuente de la vida, como el viejo árbol! Sólo la prueba del algodón dilucidará la pureza del Caos. Apoyemos con Mallarmé la simbiotización de los blancos, hagamos de la sublimación del instinto sexual nuestro lema. ¿Oyes resonar la poesía desde el eje vertical de la palabra? Ha llovido mucho desde el viaje en paracaídas de Huidobro y huelen a moho prefabricadas sintaxis y sustratos fónicos; la esclerosis métrica -asesina del ritmo-, ha sido devorada

A.Shirov / P. Leko. 29 de febrero del 2000

Esta tarde, día 29 de Febrero del 2000, desde la página web de Ajedrez21.com y el programa de Ajedrez ICC , hemos podido contemplar una partida muy luchada que nos ha mantenido a todos durante más de 6 horas pendientes del ordenador.  Son las ventajas de la técnica. No hace falta tener butaca en primera fila en el Hotel Anibal.. Desde tu casa, y con una conexión a Internet, puedes disfrutar online de todas estas ventajas. Pero eso sí, a un precio demasiado elevado aún. Volvemos a reinterar en la necesidad de tener TARIFA PLANA.  Posición después de: 71... Ra8-f8 Tiempos: 00:23:08 / 00:12:39  Resultado: 1/2 Blancas: A.Shirov (ESP) 2751 Negras: P.Leko (HUN) 2725     1. e2-e4 e7-e5 2. Ng1-f3 Ng8-f6 3. Nf3-e5 d7-d6 4. Ne5-f3 Nf6-e4 5. d2-d4 d6-d5 6. Bf1-d3 Bf8-d6 7. 0-0 0-0 8. c2-c4 c7-c6 9. Qd1-c2 Nb8-a6 10. a2-a3 Bc8-g4 11. Nf3-e5 Bd6-e5 12. d4-e5 Na6-c5 13. f2-f3 Nc5-d3 14. Qc2-d3 Ne4-c5 15. Qd3-d4 Nc5-b3 16. Qd4-g4 Nb3-a1 17. Bc1-h6 g7-g6 18. Nb1-c3 Qd8-b6 19. Rf1-f2 Rf8-e

Juan Pardo Vidal

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TE LLAMARÉ T Cuando hace este viento hay una mujer invisible balanceándose en la mecedora de mi balcón. Soy yo, sentada, leyendo después de que haya amainado el poniente y sea de noche esta noche y no estés tú ya conmigo y sí la fachada de esa iglesia ahí enfrente, bien iluminada, anaranjada por las luces de tungsteno, un poco colonial, fantasmagórica y, a su alrededor, la ciudad parezca aún más rara de lo que es y no haya vida después de la muerte. O sea ésta. Yo puedo decir lo que quiera, por ejemplo eso que has leído, soy la autora y nada me impide escribirlo. Para que existas puedo llamarte Z —lo que no tiene nombre no existe—y gritar que te queda muy gracioso mi chal, el que te has puesto sobre los hombros. Esto último puedo decírtelo a voces, «¡Te queda muy gracioso mi chal!», desde lejos para que vuelvas la cabeza y me sonrías, porque en mi historia estás ahí, de espaldas, apoyado en la barandilla de mi terraza mirando una ciudad que no comprendes, y he decidido que, aunque tú

Antonio García Vargas. Cuando amainen los vientos.

CUANDO AMAINEN LOS VIENTOS Construyo mil paredes protectoras —tapias emocionales que me ocultan—, usando los ladrillos de mis versos. Ante el horror diario se suicida el poema, no es posible el poeta ni excelsa la palabra al calor de los títeres. La noche es monstruo gélido que busca un asidero en tanto los lamentos se adueñan de los huertos. En las desnudas ramas de los árboles pájaros carpinteros compungidos reniegan de sus picos pixelados. Allá donde brotaba otrora la palabra y el aire se asombraba del canto de las aves, en verso se suicidan, uno a uno, exhaustos, los silencios. En la rota metáfora de un país que se inmola desaparece al fin la longitud del tiempo. Mas todo acaba, pasa la tormenta y entonces solo queda mirarnos al espejo de nuestra inconsistencia. ¿Todo final comienza en un principio? ¿Todo principio es fruto de un final que se intuye a lo lejos? ¿El ciclo no se cierra ni se abre? ¿Existe acaso el tiempo? Todo verso que inicia su escritura procede de un poema ya pe

Aquel dos de diciembre. Andrés Rubia

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Aquel dos de Diciembre Por Andrés Rubia Aquel dos de Diciembre, con un ramo de flores robado en una mano, con las llaves en la otra, preferí llegar de nuevo a casa, rehusando tomar el ascensor por no ver mi cara de desolación durante el trayecto y contemplarme en el espejo como un miserable recién abandonado por su última musa… Metí la llave, abrí la puerta, me dirigí hacia el aparato, metí el cd, seleccioné el número, pulsé el play y, tras arrojarme a la cama como un suicida que lo hace al vacío, me quedé escuchando “el tiempo de la cerezas” de Bunbury. ¿Que si es posible unir suerte y fracaso desde el balcón de las incertidumbres? DOS MESES ANTES: …Desde mi ventana sur, los había visto muchas tardes encontrarse en aquel banco del parque Céfiro. Aquellas citas, apenas duraban más de veinte minutos. Nada más verse, como si de un ceremonial protocolo se tratase, se besaban las mejillas, apagaban sus teléfonos móviles y hablaban circunspectos, intensos, respetuosos en cada turno de pa

Antonio García Vargas.Cómo aflora un recuerdo

— a Lewis Thomas, sabio amigo— A veces, de la Nada, rescato un ciervo herido con su limpia mirada preguntando el porqué de las cosas más simples. Me descuelgo en la tarde pecadora de ayer soñando con tus senos que, ingrávidos, al viento, apuntaban directo al centro de mis dudas. Y mis ruedas se ponen todas en movimiento, mi mente se satura de momentos pasados y me instalo en la gnosis de lo que fue y no es buscando entre los pliegues profundos del cerebro la conexión oscura de antiguos receptores con algún linfocito, jugando con su antígeno, para ver si consigo ese magno espectáculo de dibujar en sepia retráctiles momentos. Noto cómo la célula que habita en mi pregunta se agita, se agiganta, rehace su adeene y se hace linfoblasto. Después se subdivide en células idénticas, receptoras y hermosas, con la misma pregunta, con la misma respuesta; ¡con todas las respuestas a todas mis preguntas! Y noto alborozado que la nueva colonia de forma evanescente que surge y me rescata mostrándome en