CIUDAD DEL SOL. por JOSÉ ANTONIO SANTANO

Nos queda la palabra. A los poetas nos queda sólo la palabra. Quizá nuestra única patria. Hoy, con la tristeza royéndome la carne y el alma, las palabras son el único refugio ante el dolor que siento por la pérdida y la definitiva ausencia de nuestro amado amigo y escritor Miguel Naveros. Sólo las palabras que afloran en estos versos que ahora reproduzco en homenaje al hombre y al poeta que fue siempre. En la hondura del verso. Por ti, maestro, allá donde te halles. CIUDAD DEL SOL A Miguel Naveros, In Memoriam I Hubo un tiempo de rosas en la arena azul de los amaneceres espuma de pétalos en los labios y en la sangre palabras que volaron a las nubes y allí quedaron al abrigo de la música y los dones del agua en las acequias y la mar como lluvia de voces misteriosas que blanden las pupilas de la noche y luego crece hasta la altura misma del sol y sus silencios y regresa a la ciudad que las manos acogen en su seno y modelan en el aire de una playa desierta y celestial solo suya su nombr