Inma Pelegrín. Primera Enseñanza.



INMA PELEGRÍN


PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.
Su determinación no entiende de nostalgias.
En la esencia del helio sólo hay libertad.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió,
de su mano vacía,
la primera enseñanza.


CRACK

El vaso resbaló.
Quebró con su estallido
una conversación irrelevante
llenando de pedazos de cristal,
de ruido y de reproches la cocina.

Con el firme propósito
de eliminar los restos del naufragio,
meticulosamente,
barrimos y fregamos las baldosas.

A pesar de que es mucho
el tiempo transcurrido, desde entonces,
todavía me asombran las esquirlas
que, hirientes, en las suelas aparecen.
Acechan, contumaces, nuestros pies
ocultas bajo el zócalo.

Entre tanto, el rencor afila sus aristas.


MATERIAL DE DERRIBO

La casa se deshace
bajo el peso del tiempo
y ya no queda nada -o casi nada-
salvable en su interior.
Unas cajas, tan sólo,
con trastos que indultar del cataclismo.

Una de ellas contiene una muñecas
vestidas de una moda incomprensible
como si, con las prisas,
se pusieran la ropa equivocada.

Su dueña las dispuso para el viaje
de forma cuidadosa.
Ordenadas y juntas, de este modo,
se les ve asustadizas, obedientes.

Despeinadas y sucias, sus sonrisas
tienen una belleza que no entiendo.

FOTOGRAFÍA

Hasta aquella mañana
azul y luminosa del retrato
la nieve consistía
en pequeñas partículas de corcho
con las que recubríamos
de blanco, en Navidad, nuestro belén.

En la fotografía que contemplo
y que hicimos, entonces,
para guardar el día y el paisaje
recién inaugurados,
inofensiva empieza una batalla.

Mis hijos son pequeños y sonríen
en pijama cubiertos por abrigos,
como si no existiese otro horizonte,
como si sus sonrisas
hubiesen detenido la mañana
y las bolas de nieve
no terminasen nunca de caer.

BIOGRAFÍA


Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007.

Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008).

Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


Inma Pelegrín. Primera Enseñanza.



INMA PELEGRÍN


PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.
Su determinación no entiende de nostalgias.
En la esencia del helio sólo hay libertad.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió,
de su mano vacía,
la primera enseñanza.


CRACK

El vaso resbaló.
Quebró con su estallido
una conversación irrelevante
llenando de pedazos de cristal,
de ruido y de reproches la cocina.

Con el firme propósito
de eliminar los restos del naufragio,
meticulosamente,
barrimos y fregamos las baldosas.

A pesar de que es mucho
el tiempo transcurrido, desde entonces,
todavía me asombran las esquirlas
que, hirientes, en las suelas aparecen.
Acechan, contumaces, nuestros pies
ocultas bajo el zócalo.

Entre tanto, el rencor afila sus aristas.


MATERIAL DE DERRIBO

La casa se deshace
bajo el peso del tiempo
y ya no queda nada -o casi nada-
salvable en su interior.
Unas cajas, tan sólo,
con trastos que indultar del cataclismo.

Una de ellas contiene una muñecas
vestidas de una moda incomprensible
como si, con las prisas,
se pusieran la ropa equivocada.

Su dueña las dispuso para el viaje
de forma cuidadosa.
Ordenadas y juntas, de este modo,
se les ve asustadizas, obedientes.

Despeinadas y sucias, sus sonrisas
tienen una belleza que no entiendo.

FOTOGRAFÍA

Hasta aquella mañana
azul y luminosa del retrato
la nieve consistía
en pequeñas partículas de corcho
con las que recubríamos
de blanco, en Navidad, nuestro belén.

En la fotografía que contemplo
y que hicimos, entonces,
para guardar el día y el paisaje
recién inaugurados,
inofensiva empieza una batalla.

Mis hijos son pequeños y sonríen
en pijama cubiertos por abrigos,
como si no existiese otro horizonte,
como si sus sonrisas
hubiesen detenido la mañana
y las bolas de nieve
no terminasen nunca de caer.

BIOGRAFÍA



DIARIOVOZ.REVISTA DE LITERATURA

Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007.

Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008).

Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


Inma Pelegrín. Primera Enseñanza.



INMA PELEGRÍN


PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.
Su determinación no entiende de nostalgias.
En la esencia del helio sólo hay libertad.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió,
de su mano vacía,
la primera enseñanza.


CRACK

El vaso resbaló.
Quebró con su estallido
una conversación irrelevante
llenando de pedazos de cristal,
de ruido y de reproches la cocina.

Con el firme propósito
de eliminar los restos del naufragio,
meticulosamente,
barrimos y fregamos las baldosas.

A pesar de que es mucho
el tiempo transcurrido, desde entonces,
todavía me asombran las esquirlas
que, hirientes, en las suelas aparecen.
Acechan, contumaces, nuestros pies
ocultas bajo el zócalo.

Entre tanto, el rencor afila sus aristas.


MATERIAL DE DERRIBO

La casa se deshace
bajo el peso del tiempo
y ya no queda nada -o casi nada-
salvable en su interior.
Unas cajas, tan sólo,
con trastos que indultar del cataclismo.

Una de ellas contiene una muñecas
vestidas de una moda incomprensible
como si, con las prisas,
se pusieran la ropa equivocada.

Su dueña las dispuso para el viaje
de forma cuidadosa.
Ordenadas y juntas, de este modo,
se les ve asustadizas, obedientes.

Despeinadas y sucias, sus sonrisas
tienen una belleza que no entiendo.

FOTOGRAFÍA

Hasta aquella mañana
azul y luminosa del retrato
la nieve consistía
en pequeñas partículas de corcho
con las que recubríamos
de blanco, en Navidad, nuestro belén.

En la fotografía que contemplo
y que hicimos, entonces,
para guardar el día y el paisaje
recién inaugurados,
inofensiva empieza una batalla.

Mis hijos son pequeños y sonríen
en pijama cubiertos por abrigos,
como si no existiese otro horizonte,
como si sus sonrisas
hubiesen detenido la mañana
y las bolas de nieve
no terminasen nunca de caer.

BIOGRAFÍA


Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007.

Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008).

Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


Inma Pelegrín. Primera Enseñanza.



INMA PELEGRÍN


PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.
Su determinación no entiende de nostalgias.
En la esencia del helio sólo hay libertad.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió,
de su mano vacía,
la primera enseñanza.


CRACK

El vaso resbaló.
Quebró con su estallido
una conversación irrelevante
llenando de pedazos de cristal,
de ruido y de reproches la cocina.

Con el firme propósito
de eliminar los restos del naufragio,
meticulosamente,
barrimos y fregamos las baldosas.

A pesar de que es mucho
el tiempo transcurrido, desde entonces,
todavía me asombran las esquirlas
que, hirientes, en las suelas aparecen.
Acechan, contumaces, nuestros pies
ocultas bajo el zócalo.

Entre tanto, el rencor afila sus aristas.


MATERIAL DE DERRIBO

La casa se deshace
bajo el peso del tiempo
y ya no queda nada -o casi nada-
salvable en su interior.
Unas cajas, tan sólo,
con trastos que indultar del cataclismo.

Una de ellas contiene una muñecas
vestidas de una moda incomprensible
como si, con las prisas,
se pusieran la ropa equivocada.

Su dueña las dispuso para el viaje
de forma cuidadosa.
Ordenadas y juntas, de este modo,
se les ve asustadizas, obedientes.

Despeinadas y sucias, sus sonrisas
tienen una belleza que no entiendo.

FOTOGRAFÍA

Hasta aquella mañana
azul y luminosa del retrato
la nieve consistía
en pequeñas partículas de corcho
con las que recubríamos
de blanco, en Navidad, nuestro belén.

En la fotografía que contemplo
y que hicimos, entonces,
para guardar el día y el paisaje
recién inaugurados,
inofensiva empieza una batalla.

Mis hijos son pequeños y sonríen
en pijama cubiertos por abrigos,
como si no existiese otro horizonte,
como si sus sonrisas
hubiesen detenido la mañana
y las bolas de nieve
no terminasen nunca de caer.

BIOGRAFÍA


Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007.

Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008).

Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


Inma Pelegrín. Primera Enseñanza.



INMA PELEGRÍN


PRIMERA ENSEÑANZA

El globo se dirige,
en su ascenso imparable,
camino al firmamento.
Como si adivinara el recorrido
se balancea, toma
recodos transparentes en el aire.
Arrastra tras de sí
la cuerda que lo uncía,
se aleja y disminuye
hasta hacerse invisible.
Su determinación no entiende de nostalgias.
En la esencia del helio sólo hay libertad.

Atrás quedó la feria con un niño
que, al volver la cabeza, recibió,
de su mano vacía,
la primera enseñanza.


CRACK

El vaso resbaló.
Quebró con su estallido
una conversación irrelevante
llenando de pedazos de cristal,
de ruido y de reproches la cocina.

Con el firme propósito
de eliminar los restos del naufragio,
meticulosamente,
barrimos y fregamos las baldosas.

A pesar de que es mucho
el tiempo transcurrido, desde entonces,
todavía me asombran las esquirlas
que, hirientes, en las suelas aparecen.
Acechan, contumaces, nuestros pies
ocultas bajo el zócalo.

Entre tanto, el rencor afila sus aristas.


MATERIAL DE DERRIBO

La casa se deshace
bajo el peso del tiempo
y ya no queda nada -o casi nada-
salvable en su interior.
Unas cajas, tan sólo,
con trastos que indultar del cataclismo.

Una de ellas contiene una muñecas
vestidas de una moda incomprensible
como si, con las prisas,
se pusieran la ropa equivocada.

Su dueña las dispuso para el viaje
de forma cuidadosa.
Ordenadas y juntas, de este modo,
se les ve asustadizas, obedientes.

Despeinadas y sucias, sus sonrisas
tienen una belleza que no entiendo.

FOTOGRAFÍA

Hasta aquella mañana
azul y luminosa del retrato
la nieve consistía
en pequeñas partículas de corcho
con las que recubríamos
de blanco, en Navidad, nuestro belén.

En la fotografía que contemplo
y que hicimos, entonces,
para guardar el día y el paisaje
recién inaugurados,
inofensiva empieza una batalla.

Mis hijos son pequeños y sonríen
en pijama cubiertos por abrigos,
como si no existiese otro horizonte,
como si sus sonrisas
hubiesen detenido la mañana
y las bolas de nieve
no terminasen nunca de caer.

BIOGRAFÍA


Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007.

Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008).

Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


ANA J. EGEA

  ANA J. EGEA HERVÁS . Calasparra (Murcia) 06/06/1953 - Tíjola (Almería) 26/12/2022 Nacida en Calasparra (Murcia), en una familia muy humi...