Aurora Varela

 





Pomponita

 



Corrió a la luz,
aquí la perdieran sus ojos.
Ahora brilla muy lejos
y sus rayos me tocan
porque la querré y la quiero.

Corrió por amar ser libre,
no desear el encierro
de la ceguera en su cuerpo,
luego de vivir contemplando
el verde de la huerta,
su manada y gran amigo Simón.

Corrió y se queda su amor,
y el saber de un reencuentro
que llegará.



Aurora Varela

 


Aurora Valera


Pomponita

 



Corrió a la luz,
aquí la perdieran sus ojos.
Ahora brilla muy lejos
y sus rayos me tocan
porque la querré y la quiero.

Corrió por amar ser libre,
no desear el encierro
de la ceguera en su cuerpo,
luego de vivir contemplando
el verde de la huerta,
su manada y gran amigo Simón.

Corrió y se queda su amor,
y el saber de un reencuentro
que llegará.



Dos hombres que bailan

DOS HOMBRES QUE BAILAN



  

Dos hombres bailan

PUBLICADO EL: 17 ENERO 2022 POR JAVIER CLUJ. 

EN LA REVISTA LA ENZINA




Dios puede esconderse entre los pucheros, escribió Santa Teresa antes que Spinoza. La poesía también puede manifestarse en los anuncios comerciales, aunque sus versos sean viles y oscuros. De hecho es poesía el lenguaje persuasivo que sugiere y oculta sus mensajes con el fin de obtener beneficio de nuestras más comunes e inconfesadas miserias.



Un anuncio del nuevo tabaco de la clase trabajadora, las apuestas, me seduce como el silbido de una serpiente. La casa Codere, con ese nombre más propio de una PYME provincial de transporte de mercancías que de una siniestra empresa de trileros cibernéticos, emitió un aparentemente jocoso consejo comercial. Comienzan mostrando a un cirujano solitario con un fondo verde y cara inexpresiva. Según proclaman, es estadísticamente inevitable fracturarse el menisco jugando amistosamente al fútbol después de los cuarenta. El veneno ya ha sido servido. A los cuarenta evolutivamente empieza la primera fase del envejecimiento. Nuestra especie está diseñada para llegar hasta esa edad sin fallos orgánicos relevantes, salvo trágicas excepciones. En otros tiempos un animal salvaje o una enfermedad infecciosa habría acabado con nuestras existencias antes de descubrir la que hoy es la segunda mitad de la vida. Con esta gráfica inventada identifican a su presa, varón de mediana edad. ¿Por qué?



A los cuarenta, lustro arriba, lustro abajo, hacemos balance de la vida, abandonamos el empecinamiento en definirnos como “jóvenes” y el mundo laboral se vuelve más inhóspito. Quien a esta edad no ha definido su profesión o se encuentra desempeñando un oficio mal remunerado, tiene difícil escapatoria. Si por un despiadado azar se queda sin empleo, muy difícilmente va a encontrar otro. Quien no se casó ni tuvo hijos, quizá ya no lo haga o no pueda hacerlo. Fin de partida, el resto de la vida es la curva descendente de la parábola.



Es ilustrativo el caso del fútbol, el deporte rey en España y el favorito de las clases humildes. Todos los niños sueñan con ser futbolistas de éxito (excepto quien estas letras escribe, soy uno de los tres o cuatro españoles que aborrece el fútbol desde la infancia) y posiblemente ese hombre de cuarenta que juega al fútbol con sus amigos y se rompió la rodilla lo soñó también. El anuncio le recuerda cruelmente no solo que ya no es joven, sino que sus ilusiones de éxito y prosperidad nunca se cumplirán. Y le deja entrever el motivo: es un sujeto mediocre y sin talento.



Ese hombre fue un chico de clase trabajadora, sin dramas, feliz, de colegio público, con una abuela que hacía las mejores croquetas del mundo, de los que fracasó en bachillerato porque, según cree, nunca se le dio bien estudiar, que recuerda su primer cigarrillo o su primer trabajo, que idolatra los simples consejos de su padre, los mismos de los que renegaba cuando era un adolescente, que sacó una formación profesional a destiempo después de deslomarse como albañil, luego jardinero y después comercial de suministros. El amigo más listo de la pandilla estudió ingeniería, se fue a Suiza y gana un fortunón. Otro es funcionario de la diputación provincial y mantiene un apodo estúpido de su etapa escolar. El amigo más basto abrió un bar que es sede y refugio del clan. Este hombre fracasó en sus relaciones de pareja y habla de “las mujeres” como si fueran una especie animal con un comportamiento que se resiste a ser predecible. Cree saber de fútbol, coches, seducción o bebidas alcohólicas, aunque solo es capaz de decir lugares comunes o medias verdades. De lo que verdaderamente sabe, maquetas de barcos de época, le da vergüenza hablar. Conserva algunos usos y valores de la llamada masculinidad patriarcal, esa centenaria subcultura que en ocasiones suele convertir a los grupos de hombres afines en vociferantes hordas de gilipollas que aúllan ruidosamente y sin letra el Seven Nation Army de The White Stripes. No tiene hijos, no está casado o quizá se separó, ha viajado poco y tardíamente, no habla inglés, tiene poco hábito lector y una cultura epidérmica que cubre con una filosofía moral de elaboración casera más solemne que profunda. Si no se hipotecó, vive de alquiler y tiene un coche de segunda mano. No es “ni de izquierdas ni de derechas” y desconfía de los políticos, más que nada, porque no tiene ni idea de política. Asume la igualdad entre hombres y mujeres más por bondad que por convicción. Se ríe con el humor simplote, se informa del mundo por las redes sociales y le gusta el cine donde los hombres son rudos, las mujeres guapas, los malos obvios y todo explota. España es lo peor o lo mejor para él según como se levante ese día, aunque no hay pueblo en todo el orbe como el suyo. Es, en resumidas cuentas, un entrañable fracasado. Este hombre no existe, pero se parece a tantos y tantos hombres que pueblan nuestras vidas y nuestras teleseries, supervivientes de la España democrática que nunca supieron que todo se creó para que ellos nunca triunfaran. Fue pronto convencido de ser un sujeto vulgar y estúpido que solo obtendría la gloria con astucia o por azar.



De este hombre que, en mayor o menor medida, somos todos los que hemos llegado a los cuarenta, se nutren los guiones de las comedias españolas y las arcas de Codere. La siguiente escena muestra a dos varones vestidos con un chándal de aire escolar. Podrían ser dos trabajadores en ERTE o dos parados. Tienen una edad indeterminada entre los treinta y los cuarenta y una barba escasa. A pesar de su aspecto claramente masculino, destilan fragilidad, ternura. Suena una música marcial, es una marcha de música clásica. De fondo está la barra de un bar y, aún más al fondo, el comedor oscuro y desolado de un indeterminado restaurante. No vemos el rostro del camarero, separado por una pantalla de plexiglás. Los colores del ambiente y de los atuendos son fríos y tristes, verde hospital, ocre, gris. Ambas figuran bailan solas, como los niños de menos de tres años, sin socializar. Están solos, ni siquiera pueden protegerse el uno al otro. El episodio de alegría envuelto en esa atmósfera invita a pensar que danzan sobre el abismo.



En otros anuncios de esta santa casa los hombres lloran o están enfadados, se justifica con humor y se escamotea el verdadero mensaje: tu vida es miserable y no va a cambiar, por eso sufres. Y así, sutilmente, están transformando las frustraciones sociales de una parte de la población masculina en ludopatía. Esos hombres que se esconden para bailar o llorar.

DOS HOMBRES QUE BAILAN

  
DOS HOMBRES QUE BAILAN

Dos hombres bailan

PUBLICADO EL: 17 ENERO 2022 POR JAVIER CLUJ. 

EN LA REVISTA LA ENZINA




Dios puede esconderse entre los pucheros, escribió Santa Teresa antes que Spinoza. La poesía también puede manifestarse en los anuncios comerciales, aunque sus versos sean viles y oscuros. De hecho, es poesía el lenguaje persuasivo que sugiere y oculta sus mensajes con el fin de obtener beneficio de nuestras más comunes e inconfesadas miserias.



Un anuncio del nuevo tabaco de la clase trabajadora, las apuestas, me seduce como el silbido de una serpiente. La casa Codere, con ese nombre más propio de una PYME provincial de transporte de mercancías que de una siniestra empresa de trileros cibernéticos, emitió un aparentemente jocoso consejo comercial. Comienzan mostrando a un cirujano solitario con un fondo verde y cara inexpresiva. Según proclaman, es estadísticamente inevitable fracturarse el menisco jugando amistosamente al fútbol después de los cuarenta. El veneno ya ha sido servido. A los cuarenta evolutivamente empieza la primera fase del envejecimiento. Nuestra especie está diseñada para llegar hasta esa edad sin fallos orgánicos relevantes, salvo trágicas excepciones. En otros tiempos un animal salvaje o una enfermedad infecciosa habría acabado con nuestras existencias antes de descubrir la que hoy es la segunda mitad de la vida. Con esta gráfica inventada identifican a su presa, varón de mediana edad. ¿Por qué?



A los cuarenta, lustro arriba, lustro abajo, hacemos balance de la vida, abandonamos el empecinamiento en definirnos como “jóvenes” y el mundo laboral se vuelve más inhóspito. Quien a esta edad no ha definido su profesión o se encuentra desempeñando un oficio mal remunerado, tiene difícil escapatoria. Si por un despiadado azar se queda sin empleo, muy difícilmente va a encontrar otro. Quien no se casó ni tuvo hijos, quizá ya no lo haga o no pueda hacerlo. Fin de partida, el resto de la vida es la curva descendente de la parábola.



Es ilustrativo el caso del fútbol, el deporte rey en España y el favorito de las clases humildes. Todos los niños sueñan con ser futbolistas de éxito (excepto quien estas letras escriben, soy uno de los tres o cuatro españoles que aborrece el fútbol desde la infancia) y posiblemente ese hombre de cuarenta que juega al fútbol con sus amigos y se rompió la rodilla lo soñó también. El anuncio le recuerda cruelmente no solo que ya no es joven, sino que sus ilusiones de éxito y prosperidad nunca se cumplirán. Y le deja entrever el motivo: es un sujeto mediocre y sin talento.



Ese hombre fue un chico de clase trabajadora, sin dramas, feliz, de colegio público, con una abuela que hacía las mejores croquetas del mundo, de los que fracasó en bachillerato porque, según cree, nunca se le dio bien estudiar, que recuerda su primer cigarrillo o su primer trabajo, que idolatra los simples consejos de su padre, los mismos de los que renegaba cuando era un adolescente, que sacó una formación profesional a destiempo después de deslomarse como albañil, luego jardinero y después comercial de suministros. El amigo más listo de la pandilla estudió ingeniería, se fue a Suiza y gana un fortunón. Otro es funcionario de la diputación provincial y mantiene un apodo estúpido de su etapa escolar. El amigo más basto abrió un bar que es sede y refugio del clan. Este hombre fracasó en sus relaciones de pareja y habla de “las mujeres” como si fueran una especie animal con un comportamiento que se resiste a ser predecible. Cree saber de fútbol, coches, seducción o bebidas alcohólicas, aunque solo es capaz de decir lugares comunes o medias verdades. De lo que verdaderamente sabe, maquetas de barcos de época, le da vergüenza hablar. Conserva algunos usos y valores de la llamada masculinidad patriarcal, esa centenaria subcultura que en ocasiones suele convertir a los grupos de hombres afines en vociferantes hordas de gilipollas que aúllan ruidosamente y sin letra el Seven Nation Army de The White Stripes. No tiene hijos, no está casado o quizá se separó, ha viajado poco y tardíamente, no habla inglés, tiene poco hábito lector y una cultura epidérmica que cubre con una filosofía moral de elaboración casera más solemne que profunda. Si no se hipotecó, vive de alquiler y tiene un coche de segunda mano. No es “ni de izquierdas ni de derechas” y desconfía de los políticos, más que nada, porque no tiene ni idea de política. Asume la igualdad entre hombres y mujeres más por bondad que por convicción. Se ríe con el humor simplote, se informa del mundo por las redes sociales y le gusta el cine donde los hombres son rudos, las mujeres guapas, los malos obvios y todo explota. España es lo peor o lo mejor para él según como se levante ese día, aunque no hay pueblo en todo el orbe como el suyo. Es, en resumidas cuentas, un entrañable fracasado. Este hombre no existe, pero se parece a tantos y tantos hombres que pueblan nuestras vidas y nuestras teleseries, supervivientes de la España democrática que nunca supieron que todo se creó para que ellos nunca triunfaran. Fue pronto convencido de ser un sujeto vulgar y estúpido que solo obtendría la gloria con astucia o por azar.



De este hombre que, en mayor o menor medida, somos todos los que hemos llegado a los cuarenta, se nutren los guiones de las comedias españolas y las arcas de Codere. La siguiente escena muestra a dos varones vestidos con un chándal de aire escolar. Podrían ser dos trabajadores en ERTE o dos parados. Tienen una edad indeterminada entre los treinta y los cuarenta y una barba escasa. A pesar de su aspecto claramente masculino, destilan fragilidad, ternura. Suena una música marcial, es una marcha de música clásica. De fondo está la barra de un bar y, aún más al fondo, el comedor oscuro y desolado de un indeterminado restaurante. No vemos el rostro del camarero, separado por una pantalla de plexiglás. Los colores del ambiente y de los atuendos son fríos y tristes, verde hospital, ocre, gris. Ambas figuran bailan solas, como los niños de menos de tres años, sin socializar. Están solos, ni siquiera pueden protegerse el uno al otro. El episodio de alegría envuelto en esa atmósfera invita a pensar que danzan sobre el abismo.



En otros anuncios de esta santa casa los hombres lloran o están enfadados, se justifica con humor y se escamotea el verdadero mensaje: tu vida es miserable y no va a cambiar, por eso sufres. Y así, sutilmente, están transformando las frustraciones sociales de una parte de la población masculina en ludopatía. Esos hombres que se esconden para bailar o llorar.

EN EL VÉRTIGO AZUL DE UNA MIRADA

  

En el vértigo azul de una mirada



Contraportada

Diez miradas le hicieron falta a Huidobro para descubrir la belleza entre un sueño y una catástrofe; Sabines buscó el rastro de una mirada en la sombra del agua y el eco de un suspiro; Cernuda, una mirada fugaz entre las sombras; Storni la perdió distraídamente sin volverla a encontrar; y Bécquer… Bécquer la intercambió por un mundo. ¿Cuánto vale una mirada en la poesía? María Ángeles Lonardi lo sabe bien. Por eso, los versos que componen En el vértigo azul de una mirada retoman esta imagen en un tiempo como el nuestro que demanda una mirada activa.

En estos versos Lonardi nos regala su mirada, generosa y honesta. Al igual que la de los poetas románticos, se dirige hacia adentro, se sumerge en las aguas más profundas, como diría Shelley en su «Endymion», pero también mira punzantemente al exterior, a la realidad social, y la denuncia sin tapujos.

En este viaje a través de la mirada, Lonardi mira sin miedo y nos hace mirar con ella. Sin miedo. Mirar es un acto de elección, ya lo decía Berger. Si elegimos mirar con Lonardi nos veremos a nosotros y a nosotras mismas en los espejos de sus palabras pero también, como Alicia, los cruzaremos para ver qué hay al otro lado.

Tal vez encontremos el abrazo que tanto anhelamos.

                                               Gerardo Rodríguez Salas

 

 

 

Mira desde su razón existencial, la observancia ancestral y, el tiempo de pandemia en que nos ahogamos infinitamente, sin ver el final de esos túneles de miedos individuales. Todo de vuelta, hasta encontrarse reblandeciendo el alma en los recuerdos.  Busca el mapa de los recuerdos, sin hallar la llave que abre ese espacio secreto, y como quien se sumerge en lo profundo de un mar, busca las horas para entender este lapso, latido convulso del mundo, en la espera de que amaine la tormenta.

Ansía despertar ante un tiempo de paz, sin miedo al abrazo, al encuentro, a todo aquello que se nos prohibió por imposición de un invasor invisible y tras la ventana, ella, en su mirada enjaulada como la de todos en estos azarosos tiempos de muerte, sentencia a sí misma una renovación para el futuro, una energía mágica que desde ella a todos abarque.

                                                                         Ivonne Sánchez Barea



Poeta

 


El vértigo azul de tu mirada   


Detenida, la vida permanece

en el vértigo azul de tu mirada.

Se me escapan las fuerzas,

las palabras me faltan.

Creo que no he conocido

más dolorosa y salvaje intemperie,

como aquella que suele visitarme

cuando cierras los ojos

en frugal parpadeo.

Los versos nuevos son como los pájaros

que vuelan libres, luego,

cruzan todos los puentes

derrotando misterios

y dibujan el mapa del derroche.

Lo sé, miedo me da

esta avaricia con que ahora mido

procaz cada rizada hora sin ti.

Puede mi cuerpo torpe, ensimismado,

marchito, ya de vuelta

de locas travesías,

subyugarse con tu esencia y caer

en este y a cada instante. Confieso,

me faltan las palabras

para decir qué siento piel adentro.

El silencio de la noche es testigo

de este fiero tormento.

Dentro, cada latido es demasía,

es algarabía este parpadeo,

es ternura la luz y es este beso

nuevo perfil del sueño

del que no quiero despertar jamás.

Un remolino desconsiderado

me absorbe, me desviste

y se hace el epicentro,

el ojo oscuro, insolente huracán

por donde raudas huyen,

acotadas mis pobres esperanzas.

Aun mermadas mis posibilidades

me atrevo, trato de encontrar la clave

que descubra el misterio

del que tus ojos supieron hablarme.

Luego, me domina la incertidumbre,

cuando torpemente voy a buscarte.

Entonces  me descubro vulnerable.

A pesar de saber de tu existencia,

es apenas un parpadeo tuyo

el que me hace caer

por el precipicio definitivo

y me sobra el universo todo.

 

 

©María Ángeles Lonardi

Del libro: “En el vértigo azul de una mirada”,

Editorial:  Círculo Rojo, 2021.



 

 María Ángeles Lonardi

Profesora, Poeta y Escritora



Fabulino

 



Fabulino de Javier Cluj


“Fabulino” era el dios romano que enseñaba sus primeras palabras a los niños, sin embargo este volumen de relatos, lector, no es para niños. Si los quiere, no permita que los lean hasta que dejen de serlo. Aquí palidece la felicidad con la que se recuerdan esos años. No son retratos ni estampas de la realidad, beben más de la literatura que del mundo; son más otro mundo que a veces refleja el nuestro. Son los sótanos de la infancia, nos recuerdan todo lo que queremos olvidar o no nos cuentan. Quiero creer que le gustarán, pero solo puedo asegurarle que no le dejarán indiferente.



El autor


El curioso lector que en estos letrados jardines se adentre no se sentirá defraudado ni mucho menos aburrido: son muy anchas y hondas las claves culturales y humanas que Javier maneja. Legión son también sus mundos evocados, sus lugares recorridos, sus infancias atisbadas y reconocidas. “Fabulino” resulta, así pues, un conjunto de cuentos singular y peregrino, “peregrino” en la quinta acepción que le atribuye el DRAE: “extraño, especial, raro o pocas veces visto”


Vicente Cervera Salinas. Catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Murcia


Fabulino, de Javier Cluj

ISBN: 9788412339796

Páginas: 130

Año: Mar-2021

Los hermanos O'Connor

 



LOS HERMANOS O’CONNOR  

     Colección Novela gráfica

AUTORES

Jesús Muñoz -Creador de la historia y guionista. Contacto: jemufer1981@gmail.com

Comenzó escribiendo relatos cortos en antologías de ficción como 32 motivos para no dormir, Almería autores del crimen, Déjame Salir o Pasos en la oscuridad. Igualmente ha participado como articulista en varios medios locales, tanto físicos como digitales. En el año 2014 será cuando publica su primer trabajo en solitario, una guía urbana: Almería con otra mirada. Al año siguiente, se presenta su primera incursión en la literatura infantil, Almería para niños, el primer ejemplar de una trilogía de carácter divulgativo que ha cosechado un importante éxito con más de dos mil ejemplares vendidos y que ha sido reconocido con el Premio Círculo Rojo Infantil del año 2016 y finalista de los premios Argaria en los años 2016 y 2017. Su último trabajo, fue la publicación en 2019 de Imparables, un libro biográfico de mujeres almerienses.

 

Rafa Amat “AleS” -Dibujante. Contacto: alescomics@yahoo.es

Ha colaborado en un sinfín de revistas, fanzines y demás publicaciones (La Duna, El Batracio Amarillo, Espuma, TMEO, etc.) además de en webs como Imagorama o Dreamers. Entre 2004 y 2009 publicó varios títulos paródicos (Los Vengativos, Los 4 Fanáticos, Airon-man) para FXGràfic. Algunas de sus últimas colaboraciones han sido para la revista El Arca de las Historietas, Low Cost o el fanzine granadino Hormigas. En 2013 publicó a través de una exitosa campaña de crowdfunding el álbum Superjoven. Cómic que ha visto publicada su segunda parte en octubre de 2018, Superjoven. Regreso al Oeste. Trabaja en diferentes proyectos de cómic, como su obra Las Cosillas de Ana y Alex.

 

Antonio María -Colorista: Contacto: antoniotrek@gmail.com.

Creativo empedernido desde siempre, ha desgajado su faceta artística en varias disciplinas. Estudió en la Escuela de Artes de Sevilla y fue allí donde publicó su primer trabajo como guionista. En 2016 publica su libro Matérica. Una novela negra ambientada en la ciudad de Sevilla. En la actualidad ha sido colorista en varios proyectos, coloreando un número del comic Bárbara la bárbara, participando en el color del cómic histórico 1525:Pavía y dando color a dos tebeos de la línea Universo 36 de Carmona en Viñetas. 1936.La batalla de Guadarrama, junto a Rafa Amat y 1936. El Alzamiento 2, junto a Vicente Damián y Fran Valdes. Por último es el encargado de dar color a los números 6 y 7 de Freelancers de Roger Bonet.

 




Colección: Novela gráfica


ISBN: 978-84-1111-881-1
Formatos: Tapa dura
Tamaños: 24x30
Páginas: 84

LOS HERMANOS O'CONNOR

  Los hermanos O'Connor



LOS HERMANOS O’CONNOR  LA CONJURA RUSA

     Colección Novela gráfica

AUTORES

Jesús Muñoz -Creador de la historia y guionista. Contacto: jemufer1981@gmail.com

Comenzó escribiendo relatos cortos en antologías de ficción como 32 motivos para no dormir, Almería autores del crimen, Déjame Salir o Pasos en la oscuridad. Igualmente ha participado como articulista en varios medios locales, tanto físicos como digitales. En el año 2014 será cuando publica su primer trabajo en solitario, una guía urbana: Almería con otra mirada. Al año siguiente, se presenta su primera incursión en la literatura infantil, Almería para niños, el primer ejemplar de una trilogía de carácter divulgativo que ha cosechado un importante éxito con más de dos mil ejemplares vendidos y que ha sido reconocido con el Premio Círculo Rojo Infantil del año 2016 y finalista de los premios Argaria en los años 2016 y 2017. Su último trabajo, fue la publicación en 2019 de Imparables, un libro biográfico de mujeres almerienses.

 

Rafa Amat “AleS” -Dibujante. Contacto: alescomics@yahoo.es

Ha colaborado en un sinfín de revistas, fanzines y demás publicaciones (La Duna, El Batracio Amarillo, Espuma, TMEO, etc.) además de en webs como Imagorama o Dreamers. Entre 2004 y 2009 publicó varios títulos paródicos (Los Vengativos, Los 4 Fanáticos, Airon-man) para FXGràfic. Algunas de sus últimas colaboraciones han sido para la revista El Arca de las Historietas, Low Cost o el fanzine granadino Hormigas. En 2013 publicó a través de una exitosa campaña de crowdfunding el álbum Superjoven. Cómic que ha visto publicada su segunda parte en octubre de 2018, Superjoven. Regreso al Oeste. Trabaja en diferentes proyectos de cómic, como su obra Las Cosillas de Ana y Alex.

 

Antonio María -Colorista: Contacto: antoniotrek@gmail.com.

Creativo empedernido desde siempre, ha desgajado su faceta artística en varias disciplinas. Estudió en la Escuela de Artes de Sevilla y fue allí donde publicó su primer trabajo como guionista. En 2016 publica su libro Matérica. Una novela negra ambientada en la ciudad de Sevilla. En la actualidad ha sido colorista en varios proyectos, coloreando un número del comic Bárbara la bárbara, participando en el color del cómic histórico 1525:Pavía y dando color a dos tebeos de la línea Universo 36 de Carmona en Viñetas. 1936.La batalla de Guadarrama, junto a Rafa Amat y 1936. El Alzamiento 2, junto a Vicente Damián y Fran Valdes. Por último es el encargado de dar color a los números 6 y 7 de Freelancers de Roger Bonet.

 




Colección: Novela gráfica


ISBN: 978-84-1111-881-1
Formatos: Tapa dura
Tamaños: 24x30
Páginas: 84

A DIEGO DOMÍNGUEZ

  Diego Domínguez

    


Al describir, hablar, escuchar o el mayor placer; conversar y aprender de D. Diego Domínguez es como hablar con un Alma asentada en la experiencia. Asentado y firme cuál acero de aquel tren que le trajera de su Zurgena, que en si sigue haciendo arder la caldera de su Corazón. Otrora con verdades de agridulce sabor, otrora con un pasado de horas y horas de trabajo que casi humeaban bajo su calzado, como inquieto reportero y cronista inquieto e infatigable para informarnos de los sucesos de una Almería, vecinal, cruda o admirable en su sorprendente despertar. Entre las pausas, pocas, de cafés o anisetes de desaparecida cafetería, allí por Puerta de Purchena que no cerraba así tuviera el día horas.

Hombre cabal, enamorado de su familia, que admira desde siempre el desvivido y tenaz espíritu y voluntad de su compañera, abrigo y aliento. Pero tiempos de necesidad le hicieron más viajero y locuaz, intrépido y realista que casero. Placeres en los que hoy gana más horas que las que ha visto el Sol, sin denuedo.

Desde aquellos tiempos de sesudos y profundos artículos que desmenuzaban los sucesos a donde el periodismo hoy “acaricia“ los hechos.

Pintor, padre, observador y Maestro. Si el tiempo le ha dado edad, nada le ha robado de consciencia sobre el devenir antiguo y actual de una Almería de hoy, de cristal, negro y metal, con atisbos de cultura que vencen a vientos y mareas.

Sus amigos deshacen su tiempo, la rutina, para encontrar ese hueco en que vuelven a ser intrépidos truhanes, locuaces e ingeniosos, Amigos con años de experiencias.

A un amigo que sabe conversar con contenido e inteligencia. Los amigos que duran cien años, ya son de la familia.

Víctor Mängel

A DIEGO DOMÍNGUEZ, POR SI LA MEMORIA NO SE ASIENTA

 Diego Domínguez

    


Al describir, hablar, escuchar o el mayor placer; conversar y aprender de D. Diego Domínguez es como hablar con un Alma asentada en la experiencia. Asentado y firme cuál acero de aquel tren que le trajera de su Zurgena, que en si sigue haciendo arder la caldera de su Corazón. Otrora con verdades de agridulce sabor, otrora con un pasado de horas y horas de trabajo que casi humeaban bajo su calzado, como inquieto reportero y cronista inquieto e infatigable para informarnos de los sucesos de una Almería, vecinal, cruda o admirable en su sorprendente despertar. Entre las pausas, pocas, de cafés o anisetes de desaparecida cafetería, allí por Puerta de Purchena que no cerraba así tuviera el día horas.

Hombre cabal, enamorado de su familia, que admira desde siempre el desvivido y tenaz espíritu y voluntad de su compañera, abrigo y aliento. Pero tiempos de necesidad le hicieron más viajero y locuaz, intrépido y realista que casero. Placeres en los que hoy gana más horas que las que ha visto el Sol, sin denuedo.

Desde aquellos tiempos de sesudos y profundos artículos que desmenuzaban los sucesos a donde el periodismo hoy “acaricia“ los hechos.

Pintor, padre, observador y Maestro. Si el tiempo le ha dado edad, nada le ha robado de consciencia sobre el devenir antiguo y actual de una Almería de hoy, de cristal, negro y metal, con atisbos de cultura que vencen a vientos y mareas.

Sus amigos deshacen su tiempo, la rutina, para encontrar ese hueco en que vuelven a ser intrépidos truhanes, locuaces e ingeniosos, Amigos con años de experiencias.

A un amigo que sabe conversar con contenido e inteligencia. Los amigos que duran cien años, ya son de la familia.

Víctor Mängel

EN BUSCA DEL CAZADOR

 

EN BUSCA DEL CAZADOR

 

Contar la vida real de una vida tan llena de vicisitudes, como pueden haberlo sido millares de vidas de aquellos tiempos almerienses y españoles en los que las tormentas no caían del cielo, sino que las provocaban personas. Personas que despreciaban o infravaloraban las consecuencias de sus potentes voces para incitar a matarse en cantidades ingentes y con mentes de egos absolutos y cerradas. Muertes y vidas tan crudas para ser descritas que incluso, aunque la persona sea próxima y los hechos, verdad, la piel   tiende a emanar ese olor a carne fresca, a lágrimas y a esperanza casi incongruente por los tiempos que vivieron. Pero también es cierto que la muerte próxima nos hace aproximarnos instintivamente a la vida y su evocación continua de luz, contrastes y creación.

         Al tratarse de mi abuelo-padre y escuchar sus bondades o del orgullo de haberle conocido, escuchado y conversado con él, se me presenta una incoherencia por que como dice un sabio proverbio, si todos denigran algo examínalo, si todos aceptan o están de acuerdo en algo examínalo.

         Abuelos que sólo de su ser y corazón los nietos conocen. Que sólo los nietos saben cómo son los abuelos…por encima de lo que sus padres entendieran sobre sus padres. El entendimiento más secreto es el entendimiento entre pequeños secretos, escondites convenidos y ocultos para las onzas de chocolate, refugio de riñas, defensa firme de ser encerrados en habitaciones, de ser corregidos con severidad por una culpa sin mala intención de causar estropicio. Castillo de miles de juegos, donde teatros pequeños y sueños grandes correteaban, por su dormitorio y su estudio entre lienzos, aparatos complicados de televisión y fotografía y calaveras que parecían ser secretos de batallas antiguas de antiguos piratas con sombreros y piel talladas en palmas de palmera cobriza y seca, con ojos penetrantes de plástico.




Abuelos que nos enseñaban a cuidar y que revivía la libertad de improvisar, ingeniar y saltarse las normas de lo seguro, lo correcto, lo que se debía de comer o no comer a esas horas y a hurtadillas… Y una prima Maripaz llena de preguntas, practicando a enamorarse teatralmente mientras recordaba sonreír, sin sarcasmos, e imaginaba ser doncella, princesa y dama a rescatar de un torreón  que no distaba del suelo lo más que lo que un taco amplio de madera la separaba  del firme de baldosas amarillo y blanco de la sala de trabajo (y dormitorio). En su mente se vestía enjoyadas con piñas y brotes de piñas, pajas de pino entre sus rizos como rayos de luz o estrellas que nacieran de su diadema improvisada de pino.. quería ser de nuevo una princesa, sin sus hermanas, que tendían a restarle protagonismo o valor a sus esmeradas historias.

Ella quería ser feliz y soñar despierta y participar de un modo más igualitario en los teatros que entre primos improvisamos en el patio del jardín junto a la rueda de lo que fuera un carro. Y que daba al árbol un toisón en quien nadie habría pensado pero dejaba deducir que ese jardín pequeño con pieza en la que  reposaba  arcilla para hacer moldes a escala de figuras más complejas…fue no hace demasiado ..plaza amplia y cortijo. que hasta la sola mirada alcanzaba los torreones de la Hoya que se yerguen contra y sobre el tiempo en la colina de la Alcazaba.


La alcazaba


La fantasía sobre la realidad y la imaginación escurriéndose entre la realidad de lo cotidiano podía ser realizable no como mundos paralelos a tiempos y unidades de tiempo de diferente medida sino como mundo cohesionadamente coherente entre nuestra imaginación y nuestros dedos entre sus historias y pensamientos y la música de un tocadiscos con la que las chicas bailaban en su propio estilo y emoción desde “Il autumno” de Vivaldi hasta a José Luis Perales o bandas sonoras de películas, de dibujos animados o aquella de “If I were a Richman” de El violinista sobre el tejado a revoluciones de 33 o 45 pero en un tempo liviano y vivaz en su presencia.

Pero cada vez que me acerco al Jesús de Perceval que evocan con buen ánimo, hoy algo trabado de huecos que el poco estudio asienta en quienes no se sientan y estudian, los tiempos y personas que les precedieron. Las personas que compartieron ideas, tiempo, conversaciones y vicisitudes. o lucha por hacer de Almería mucho más que un reducto en el mapa que respiraba por su puerto. Cuanto más oigo sobre él, el que ha quedado en la presencia viva de otros ciudadanos de todos los puntos cardinales, menos se escapa. un reproche, un defecto, una debilidad. Habla de gratos recuerdos, pero de una evocación sin carne. Obras sobre él y sus conciudadanos e Indalianos (más de siete) lleno de espíritu evocado ya casi no asentado con firmeza, pero sin carne. Mas autores habrían sanado esa parquedad, más amigos vertidos en las letras y en una memoria vital, no habrían hecho acumulación de recortes obras producidas sin distinción, sin carne, sin latido, crónicas sumadas menos cerca del debate que la obra y tentación a la controversia que compusiera Antonio Fernández Gil. Se vuelven a necesitar creadores y cuestionadores, cirujanos y arquitectos con sentido coherente del barrio en el que edifican su “huella” en esta ciudad forzada a sufrir injertos de metal.

 

Las comunicaciones por tierra eran azarosas e impracticables. Dejando aisladas a las poblaciones de la capital y a la capital de las provincias vecinas, casi al modo de dependencias o cortijadas con su columna vertebral reposando en el mar hacia el que telas que por cabotaje iban al resto del Mediterráneo desde sus telares o venían de Barcelona, Valencia... y en un principio de Marsella. Cuando tiempo después, la economía era desde Almería: las minas (menas), Uva, Esparto, Naranja, metales para Europa y otros continentes a manos inglesas y sus inversiones. O bien por su perfil hacia el Oeste con Granada y Málaga y Norte, Murcia, es la de un Rey sentado en su trono (de perfil).

Una idea contraproducente es un ánimo hostil hacia algo o un gesto violento o despectivo hacia persona, actitud o pensamiento… y eso. en ausencia tan constante.

 

                                                         Fdo: Victor Mängel

ANA J. EGEA

  ANA J. EGEA HERVÁS . Calasparra (Murcia) 06/06/1953 - Tíjola (Almería) 26/12/2022 Nacida en Calasparra (Murcia), en una familia muy humi...