Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Ángel Simón Collado

Predicamentos. Marginalina

Imagen
PREDICAMENTOS.                               MARGINALIA de ÁNGEL SIMÓN COLLADO Prólogo Escribo, de forma ocasional, y eso es todo. El cómo y el porqué muy poco importa. ¿Aturdir las horas con mis versos? No lo sé. Nunca lo supe. Deciros que escribí de tarde en tarde, muy espaciado, algún que otro renglón. Y los guardé, improvisados, en hojas polvorientas. ¿Alguna explicación? Nunca lo supe. Alguna que otra vez. Sin ningún drama. En las horas más claras de la vida. Sólo el oficio. O quizás... Escribo, de forma ocasional. El cuándo y el porqué muy poco importa. Se encontraba suspendido en su mundo dando sus cadencias al mar a la tierra al aire. Dejaba tras de sí sus notas con un desdén febril, meticuloso, esperando sin sentir, sin sentir pero sabiendo, lo que es nada. Y allí suspendido sonreía a todo; amargo el rictus en la mirada y un veneno oculto entre los labios. Un vestigio de estrella su ventana al Mar y al Sol en un solo cuerpo. Se encontraba dormido en sus aires, dando sus cadenc

LA INVENCIÓN DE LA RUEDA. POEMAS DEL AMOR ODHRITA

Imagen
AUTOR: ÁNGEL DE UTERA SOLAPA presentación de la obra por   Ángel Simón Collado ‘ Ángel  de Utrera, escritor’ . Con estas palabras apuntamos la excelencia máxima, la areté , del desarrollo artístico del autor. El lector puede elegir en cuál de sus obras alcanza ya la entelequia , el fin último en la dinámica de las potencialidades de su forma , el acto total, puro, plenitud que hemos querido designar con la expresión ‘ Ángel  de Utrera, escritor’. Aquí ofrecemos al lector dos títulos. Constituyen dos momentos en la dynamis del escritor. “La invención de la rueda” , inédita hasta hoy, es la primera obra en su narrativa (si cabe clasificar sus obras en este género o, si fuera así, introducir en él, en la taxonomía de ese género literario, una nueva especie donde colocarlas); es decir, el principio temporal y germen de su novelística. Primer brote en el árbol de su arte. Bucear después de tantos años por territorios lejanos de nuestro pasado, puede resultar una experiencia desconcertante:

EN LA PRADERA DE ASFODELOS de ÁNGEL DE UTRERA

Imagen
ÁNGEL DE UTRERA, EN LA PRADERA DE ASFODELOS     “A veces, en medio de la noche, desvelado por el insomnio, y cuando lucho por no confesarme a mí mismo el terror que siento frente a la responsabilidad de desvelar minuciosamente el miedo del pasado, sobre las angustias que pesan sobre la idea de que “todo” sea efectivamente nada en el naufragio de nuestra ética; frente a esto, en esta agonía, desde este lugar en el que incesantemente recomienza el pasado, me ha sobrecogido una voz que se preguntaba, en mi interior, por sí misma: ¿quién soy yo? Por única constatación me ha bastado entonces experimentar, convocado por el clamor de esta pregunta, el abstracto e impensable terror de la nada creciendo en ondas como las aguas de un lago obscuro al que se ha arrojado una piedra” ...             “¿Podría yo ahora desde aquí enunciar aquellas palabras con las que yo expresaba un sentimiento inmensamente íntimo, convergente con el ritmo noble y lineal de mi vida pasada, con las que me consolaba co

Ángel Simón Collado

Imagen
¡Esta luz ausente, sumida en el tumulto! ¡Esta sombra muda hablando sin descanso! ¡Esta quietud! ¡Sí, esta quietud incesante deambulando los espacios angostos de mi dormitorio sin límites! Y este olor nocturno a no sé qué espantos, como un sumidero algo lejano, como una sentina cegada -¡oh, mi sombra de luz!- a la cabecera de la cama. Y al hablar, entonces: un texto borroso hay, y una página en blanco, y un silencio tumultuoso, y un amontonamiento sin nombres, y una convulsión inútil, y un remolino, de ansias derrocadas y de lujurias marchitas. Sobre mis días, sobre mis horas, una calima innumerable, un polvo monótono y tenaz de muebles antiguos, y también, quizás, un aire enmohecido de salones muertos, de alcobas ya desalojadas por los hombres hace ya tiempo, me acompaña, y la tierra áspera que estrujo entre mis manos, ¡oh, tiempo! en mañanas que no quiero despertarme, en tardes de relojes monótonos y campanas inútiles, en noches abrumadas ¡ay! sin peso, número y medida, como una espe

ÁNGEL SIMÓN COLLADO. NUEVA LITERATURA ALMERÍA

Imagen
INTRODUCCIÓN.-                                                          “Y entonces comprendí” Entonces comprendí. Comprendí que todos y cada uno de los hilos que tejían mis aventuras se manifestaban como la visualización de un haz de líneas que, desde su origen, se bifurcaban por el Tiempo hasta converger en mi corazón. Allí se dirigían y allí tomaban su sentido. Llegaban desde arriba, juntas atravesaban el caparazón que lo escondía y , cultivándolo, dejaron palpitando la llama demiúrgica de la existencia. Mi corazón era una una cebolla de jugosa pulta que las palabras del maestro separaban una a una, con dedos delicados, las capas de la superficie, amargas y excitantes. Era el cogollo que encerraba un sencillo capullo que, al desvelarlo, fue desplegándosedesde su centro hacia lo alto para formar con el palacio de su cáliz una fabulosa y mística rosa roja. El intenso púrpura glorificaba al Sol el oro de sus rayos. Mi corazón era un espejo de rigurosa composición y afilig

ÁNGEL SIMÓN COLLADO. NUEVA LITERATURA ALMERÍA. nº 15 abril 2004

Imagen
INTRODUCCIÓN.-                                            LAS HORAS CAÓTICAS 1 en círculos concéntricos subiendo por la vida recogiendo las gomas de sus suelas y postrado en arañas tangibles de odio en los caminos en los montes en la escena de la cama esta recogido por sueños desprovistos de ventanas solo con sus marcos parecen ojos de lo consciente de lo polvoriento que es la podredumbre de sí mismos sin comprender a fuerza de pensar está en eso pero como son cabezas de insectos con sus bocas y sus cuerpos están vacíos LAS HORAS CAÓTICAS 2 los sarmientos de la vida asemejan los sarmientos de los dioses sin comprender su calidad de esclavos de lo humano de lo planetarios de su existencia de su carácter autóctono me siento sumergido en un mundo de vinícolas encepadas y lagrimosas sin dioses terrestres cual yo mismo. Mi dios se encuentra en Mayo sin mí por mí tras mí solo yo como las pieles de los cántaros sin agua con tormento sin frenesí de ansias escondidas entre los muros de mi choza

Versiones de un mismo Gato.

LOS GATOS EN LA POESÍA ÁNGEL SIMÓN MARIBEL CEREZUELA Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en

Versiones de un mismo Gato.

LOS GATOS EN LA POESÍA ÁNGEL SIMÓN MARIBEL CEREZUELA Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en