34.-Ana F. Montes.- Dícese desencanto.(133
Érase una vez... una princesa que vivía en un bosque de álamos, sauces, robles y castaños (quizás hubiera algún abeto, pero tampoco creo que sea importante). Se había retirado allí, aparte de la muy respetable familia real, para disfrutar de la libertad de una vida sosegada e íntima. Moraba en una casita de piedra gris, que poseía un huerto de donde sacaba para comer (la princesa, aparte de idealista, era también vegetariana). No obstante, ella dedicaba la mayor parte de su tiempo a la lectura, sentada a la sombra de un viejo y enorme sauce llorón. Devoraba con ansiosa placidez páginas y más páginas, repletas de palabras, en busca de una riqueza interior infinita. Una soleada mañana, sus ojos se sorprendieron al vislumbrar de lejos a un caballero que se acercaba sobre una montura ricamente enjaezada. A ella no la visitaba nadie nunca (excepto el distribuidor de turno que le traía las últimas novedades publicadas y el panadero), así que sintió una extraña alegría al ver que se le brinda