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9.- (II) ¿VENI, VIDI, VICI? Fernando Luis Pérez Poza

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(II) ¿VENI, VIDI, VICI? Crónica de una presentación en Campidoglio (el Capitolio de Roma) En Vademecum combinaba poemas de la última cosecha de ese año, con otros seleccionados que, por una u otra razón, se han convertido en emblemáticos dentro de mi obra. Algunos eran largos y otros cortos, unos más anchos y otros más estrechos, los de aquí más altos y los de acullá más bajos. En realidad, los había de todos los colores, pues la diversidad es uno de los rasgos que me caracteriza y porque me gusta escribir en todos los registros, aunque prevalezca casi siempre el matiz lírico. Fue un libro publicado específicamente para esa presentación en Campidoglio (el Capitolio) de Roma, en ese lugar cuyas escaleras, como me ha dicho más de un poeta, conducen al templo de la poesía. Yo no sé si todos los caminos llevan a Roma, como dice el refrán, pero el mío no cabe duda de que la había incluido en el mapa.  Me acompañaron en el evento dos magníficos artistas, la actriz Gabriella Q

8.- (I) ¿VENI, VIDI, VICI? Fernando Luis Pérez Poza

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(I) ¿VENI, VIDI, VICI? Crónica de una presentación en Campidoglio (el Capitolio de Roma) Cuenta una leyenda narrada por Valerio Petérculo en el Epitome de Tito Livio y recordada por Apiano, que cuando los romanos intentaron conquistar mi tierra, Galicia, los detuvo un río, el río del Olvido o Lethero, confín del mundo, que actualmente se llama Limia, y en cuyas orillas aún hoy en día se celebra la fiesta del Olvido. Ninguno de los legionarios se atrevía a cruzarlo porque el que lo hacía después no recordaba nada, ni sus orígenes ni a la familia, y se quedaba a vivir con los aborígenes, cuestión que he de confesar no resulta extraña si se tiene en cuenta la calidad de las ostras, los mariscos y la cantidad de baños termales por los que se caracterizan estos parajes. Pero un día, Decio Juno Bruto, procónsul de la Hispania Ulterior, lo cruzó y comenzó a llamar a todos los soldados por su nombre y, éstos, al ver que la memoria no le fallaba, roto ya el conjuro de la leyenda,

Camino de la luz. Fernando Luis Pérez Poza

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Poemas del libro "Camino de la Luz"          Fernando Luis Pérez Poza  ELEGÍA A UNA MUJER QUE AMÉ   Me ha dejado tu marcha un dolor solitario que en muchísimo tiempo no saldrá de mis venas, un dolor inhumano de cilicio y de espinas que se hunde sin tregua en lo más hondo del pecho.   Tu risa era tan sencilla, sincera y abierta, que cuando estallaba era cristal de mil colores que saltaba en pedazos y llenaba de esquirlas todos los rincones huecos de mi corazón.   Conocías las claves más secretas de mi alma, sabías de memoria el mapa de mis corales, y en el libro impreso de mis sueños eras siempre la página más bella que jamás se escribiera.   Tu cuerpo era salvaje, delirante en latidos, esencialmente puro, de fértil pedrería, tal vez con texturas y ternuras infinitas

Camino de la luz. Fernando Luis Pérez Poza

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Poemas del libro "Camino de la Luz"         Fernando Luis Pérez Poza  ELEGÍA A UNA MUJER QUE AMÉ   Me ha dejado tu marcha un dolor solitario que en muchísimo tiempo no saldrá de mis venas, un dolor inhumano de cilicio y de espinas que se hunde sin tregua en lo más hondo del pecho.   Tu risa era tan sencilla, sincera y abierta, que cuando estallaba era cristal de mil colores que saltaba en pedazos y llenaba de esquirlas todos los rincones huecos de mi corazón.   Conocías las claves más secretas de mi alma, sabías de memoria el mapa de mis corales, y en el libro impreso de mis sueños eras siempre la página más bella que jamás se escribiera.   Tu cuerpo era salvaje, delirante en latidos, esencialmente puro, de fértil pedrería, tal vez con texturas y ternuras

El taller del poeta.- Fernando Luis Pérez Poza.

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EL TALLER DEL POETA Fernando Luis Pérez Poza publica en papel el libro Poemas provinciales   Depósito Legal: PO-351-04 ISBN: 84-96073-51-3 poemario de Antonio Leal (México) compañero de las listas literarias con comentario de Salvador Elizondo (México) y portada de Fernando Luis Pérez Poza www.tallerdelpoeta.com www.tallerdelpoeta.webcindario.com tallerdelpoeta@mundo-r.com Co mentario Hace tres décadas conocí a Antonio Leal y lo veía con frecuencia en el Centro Mexicano de Escritores. Era un joven valiente y confiado en la vida.  Por sus poemas veo que sigue siendo así, aunque más sedimentado, cosa que enriquece su poesía. Su condición meridional agrega a ella la exuberancia y la sensualidad del trópico que se juntan para templar la obra de este poeta que ha sabido conservar intacto el ímpetu de una juventud claramente abocada a la poesía y que en este libro cumple la promesa de una vocación que ha madurado con esmero sin perder su primer impulso, que