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23.- El catamarán de tus sueños.- Josefina Escobar Niebla (109)

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UNIVERSIDAD DE ALMERÍA Has trazado estelas en tu alma, marinero. Has buscado sin fin, en el varadero de tus pensamientos. Has sudado, puerto adentro, de espaladas al mar, a contra viento. Has soñado en el velero de tus sueños, navegando sólo, sin miedo. Ahora surcas los mares, marinero, capitaneas tu propio puerto con tu particular despecho. Lo sientes, Lo timoneas con banderas extranjeras ondeando al viento. Sientes el aire salitrado, y surcas desde la orilla el mar, hasta el  fondo... muy adentro. ¡Adelante marinero! capitanea tu barco, de proa a popa de puerto a tierra adentro, adéntrate en los mares con secreto, y mantén siempre firme el timón, a tu catamarán, marinero, capitán..

El catamarán de tus sueños.

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UNIVERSIDAD DE ALMERÍA - Josefina Escobar Niebla (109) Has trazado estelas en tu alma, marinero. Has buscado sin fin, en el varadero de tus pensamientos. Has sudado, puerto adentro, de espaladas al mar, a contra viento. Has soñado en el velero de tus sueños, navegando sólo, sin miedo. Ahora surcas los mares, marinero, capitaneas tu propio puerto con tu particular despecho. Lo sientes, Lo timoneas con banderas extranjeras ondeando al viento. Sientes el aire salitrado, y surcas desde la orilla el mar, hasta el  fondo... muy adentro. ¡Adelante marinero! capitanea tu barco, de proa a popa de puerto a tierra adentro, adéntrate en los mares con secreto, y mantén siempre firme el timón, a tu catamarán, marinero, capitán..

TORMENTA DE ARENA. JOSEFINA ESCOBAR NIEBLA

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TORMENTA DE ARENA Caía la tarde impía, bajo la sombra de las obscuras almas No había nada, ni dolor, ni alegría, Solo quietud, vaguedad Nadie recordaba siquiera el más lejano atisbo de incertidumbre... Reinaba la nada De repente el horizonte barruntó una tormenta, una devastadora arenada Y surgió el miedo, la duda... El sudor a savia de los árboles heló su curso en la piel El mañana dejó de ser inhábil Las miradas comenzaron a dibujarse profundas Los surcos de la raza surgieron brotando lágrimas Sólo un presagio de mutación fue suficiente Sólo aquel velo turbio destapado Porque  MUERTE y VIDA se abren paso El tiempo es solo mirar al pasado Un abismo de mañanas El vacío es un grito, un ECO A lo lejos se oye una voz de  mesozoprano, rota en mil añicos... Y vuelve,  siempre vuelve El pasajero inesperado, sin valija, sin destino Prende las manos de tu alma Y quieres dormir esa pesadilla Y quieres despertar ese sueño Anhelas dejarte abrazar por sus latidos Te lleva la danza de las ramas de

TORMENTA DE ARENA.

TORMENTA DE ARENA Caía la tarde impía, bajo la sombra de las obscuras almas No había nada, ni dolor, ni alegría, Solo quietud, vaguedad Nadie recordaba siquiera el más lejano atisbo de incertidumbre... Reinaba la nada De repente el horizonte barruntó una tormenta, una devastadora arenada Y surgió el miedo, la duda... El sudor a savia de los árboles heló su curso en la piel El mañana dejó de ser inhábil Las miradas comenzaron a dibujarse profundas Los surcos de la raza surgieron brotando lágrimas Sólo un presagio de mutación fue suficiente Sólo aquel velo turbio destapado Porque  MUERTE y VIDA se abren paso El tiempo es solo mirar al pasado Un abismo de mañanas El vacío es un grito, un ECO A lo lejos se oye una voz de  mesozoprano, rota en mil añicos... Y vuelve,  siempre vuelve El pasajero inesperado, sin valija, sin destino Prende las manos de tu alma Y quieres dormir esa pesadilla Y quieres despertar ese sueño Anhelas dejarte abrazar por sus latidos Te lleva la danza de las ramas de

A veces me falla la infame memoria. Josefina Escobar Niebla

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En este nuevo camino que me ha trazado el destino, no puedo permitirme ningún contratiempo. A veces me lastima la infame memoria, que acude implacable las noches más oscuras. Ahora intento liberar mi yo presente de heridas pasadas, inmiscuyendo mi alma en otros asuntos A veces me miro al espejo de mis días, y no veo a esa chiquilla que ríe, grita, llora y no calla… Ahora doy voz a compases ajenos, que me duelen…pero, de otra manera, más lenta, más sensata. A veces me inclino de hurtadillas para ver un ayer no muy lejano, tan de cerca me muevo que me parece oír tu voz animando a mi alma… ya entonces no era real Ahora la lucha es dividir lo real de lo irreal…quizás no solté bien los nudos del pasado A veces me dejo llevar por las hojas de los frondosos árboles que adornan mi casa, solo puedo mirar al cielo en contadas ocasiones… Ahora sé que no te irás nunca, ni tu voz, ni tu presencia en aquellas noches de magia A veces creo verte cruzar cualquier calle, oír

A veces me falla la infame memoria. Josefina Escobar Niebla

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En este nuevo camino que me ha trazado el destino, no puedo permitirme ningún contratiempo. A veces me lastima la infame memoria, que acude implacable las noches más oscuras. Ahora intento liberar mi yo presente de heridas pasadas, inmiscuyendo mi alma en otros asuntos A veces me miro al espejo de mis días, y no veo a esa chiquilla que ríe, grita, llora y no calla… Ahora doy voz a compases ajenos, que me duelen…pero, de otra manera, más lenta, más sensata. A veces me inclino de hurtadillas para ver un ayer no muy lejano, tan de cerca me muevo que me parece oír tu voz animando a mi alma… ya entonces no era real Ahora la lucha es dividir lo real de lo irreal…quizás no solté bien los nudos del pasado A veces me dejo llevar por las hojas de los frondosos árboles que adornan mi casa, solo puedo mirar al cielo en contadas ocasiones… Ahora sé que no te irás nunca, ni tu voz, ni tu presencia en aquellas noches de magia A veces creo verte cruzar cualquier calle, oír

El lastimero canto del gallo en mi aldea no global. Josefina Escobar Niebla

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El lastimero canto del gallo en mi aldea no global *          C uando yo era pequeña, tuve compañeras de colegio que vivían internas, ya que sus padres (papá y mamá), habían emigrado a Alemania, a trabajar…aquellas niñas eran unas privilegiadas a ojos del resto de las compañeras, ya que solían tener la caja de veinticuatro rotuladores carioca, y minifaldas un poco más mini de la cuenta, además de que todas las tardes merendaban pan con chocolate, que conseguían tras una larga cola, que hacían a la salida de clase, justo cuando las otras niñas, externas, se marchaban a sus casas. No era una época mejor, ni peor…solo distinta; ahora se repiten patrones tan comprometidos y difíciles como la emigración. Aquella emigración, se dibujaba en un tren abarrotado de familias cuyo único equipaje era una maleta de cuadros roída y un bocadillo de chorizo envuelto en un papel del periódico “El Caso”; de esa guisa llegaban a Alemania, gentes cuya única vida había sido el campo, los olivos, el jornal,

El lastimero canto del gallo en mi aldea no global. Josefina Escobar Niebla

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El lastimero canto del gallo en mi aldea no global *          C uando yo era pequeña, tuve compañeras de colegio que vivían internas, ya que sus padres (papá y mamá), habían emigrado a Alemania, a trabajar…aquellas niñas eran unas privilegiadas a ojos del resto de las compañeras, ya que solían tener la caja de veinticuatro rotuladores carioca, y minifaldas un poco más mini de la cuenta, además de que todas las tardes merendaban pan con chocolate, que conseguían tras una larga cola, que hacían a la salida de clase, justo cuando las otras niñas, externas, se marchaban a sus casas. No era una época mejor, ni peor…solo distinta; ahora se repiten patrones tan comprometidos y difíciles como la emigración. Aquella emigración, se dibujaba en un tren abarrotado de familias cuyo único equipaje era una maleta de cuadros roída y un bocadillo de chorizo envuelto en un papel del periódico “El Caso”; de esa guisa llegaban a Alemania, gentes cuya única vida había sido el campo, los olivos, el jornal,

JESÚS DE PERCEVAL. Josefina Escobar Niebla

Si subes a la segunda planta, del geométrico y metálico auditorio roquetero, te encuentras con la mirada penetrante de Perceval, un autorretrato…el pintor en su estudio, trabaja con una paleta un tanto extraña en sus manos, a los pies una gallina, unos pinceles, algo parecido a una bala de cañón…sus ojos, su contemplación, se ve a sí mismo, a través de su lienzo…este hombre tenía algo que decir, dice cosas hoy . “La degollación de los Inocentes”, Jesús de Perceval...!Qué cuadro! (exclaman junto a mí), miro, pienso: esto es una gran obra: hay un realismo de cuerpos , de sangre de infantes, de dolor; pero aquí hay algo más, es amplio, no dejes un rincón por analizar, las fotos de reproducción no captan estos detalles. Hay un choque de civilizaciones, de imperios, la crueldad siempre es la misma, siempre fue la misma…el dolor, el sufrimiento sin paliativos, la crudeza de la degollación, la atrocidad del poder…Hay unos soportales, con unos observadores, mudos, no ciegos , pero sí ajenos al

JESÚS DE PERCEVAL. Josefina Escobar Niebla

Si subes a la segunda planta, del geométrico y metálico auditorio roquetero, te encuentras con la mirada penetrante de Perceval, un autorretrato…el pintor en su estudio, trabaja con una paleta un tanto extraña en sus manos, a los pies una gallina, unos pinceles, algo parecido a una bala de cañón…sus ojos, su contemplación, se ve a sí mismo, a través de su lienzo…este hombre tenía algo que decir, dice cosas hoy . “La degollación de los Inocentes”, Jesús de Perceval...!Qué cuadro! (exclaman junto a mí), miro, pienso: esto es una gran obra: hay un realismo de cuerpos , de sangre de infantes, de dolor; pero aquí hay algo más, es amplio, no dejes un rincón por analizar, las fotos de reproducción no captan estos detalles. Hay un choque de civilizaciones, de imperios, la crueldad siempre es la misma, siempre fue la misma…el dolor, el sufrimiento sin paliativos, la crudeza de la degollación, la atrocidad del poder…Hay unos soportales, con unos observadores, mudos, no ciegos , pero sí ajenos al

23.- El catamarán de tus sueños.- Josefina Escobar Niebla (109)

Has trazado estelas en tu alma, marinero. Has buscado sin fin, en el varadero de tus pensamientos. Has sudado, puerto adentro, de espaladas al mar, a contra viento. Has soñado en el velero de tus sueños, navegando sólo, sin miedo. Ahora surcas los mares, marinero, capitaneas tu propio puerto con tu particular despecho. Lo sientes, Lo timoneas con banderas extranjeras ondeando al viento. Sientes el aire salitrado, y surcas desde la orilla el mar, hasta el  fondo... muy adentro. ¡Adelante marinero! capitanea tu barco, de proa a popa de puerto a tierra adentro, adéntrate en los mares con secreto, y mantén siempre firme el timón, a tu catamarán, marinero, capitán..

25.- Océanos del espacio.- Joaquin Niebla. nick Hefesto. (114

Océanos del espacio respiraban con sus bocas sopesaron sus poderes. Congregaron en sus manos los vértices de las rocas. Sigilosas y mutantes las épocas de las charcas espiaron combinaciones calibraron sus esencias en la voz de los instantes. Reprodujeron son sangre elementos paralelos. Designaron con su herencia los esquemas replicantes. Propagaron con su muerte el poder de su presencia. Vastos mares y lagos crearon hijos de larvas horadaron el suplicio presagiaron sufrimiento. Mostraron con su proyecto la custodia de los seres. Con fogonazos de espanto pensaron el mecanismo y articularon la vida. Elevaron su engranaje a la edad de las esferas. Pronto sintieron la imagen en ocelos prodigiosos. En las galernas del agua supieron por vez primera que aquel sería su mundo su universo y su tierra. Poderosos y orgullosos ocuparon el planeta. Trasladaron sus siluetas con tentáculos de arena. El instinto dominaba sus esqueletos de arena.

25.- Océanos del espacio.- Joaquin Niebla. nick Hefesto. (114

Océanos del espacio respiraban con sus bocas sopesaron sus poderes. Congregaron en sus manos los vértices de las rocas. Sigilosas y mutantes las épocas de las charcas espiaron combinaciones calibraron sus esencias en la voz de los instantes. Reprodujeron son sangre elementos paralelos. Designaron con su herencia los esquemas replicantes. Propagaron con su muerte el poder de su presencia. Vastos mares y lagos crearon hijos de larvas horadaron el suplicio presagiaron sufrimiento. Mostraron con su proyecto la custodia de los seres. Con fogonazos de espanto pensaron el mecanismo y articularon la vida. Elevaron su engranaje a la edad de las esferas. Pronto sintieron la imagen en ocelos prodigiosos. En las galernas del agua supieron por vez primera que aquel sería su mundo su universo y su tierra. Poderosos y orgullosos ocuparon el planeta. Trasladaron sus siluetas con tentáculos de arena. El instinto dominaba sus esqueletos de arena.

16.- Pasos largos en Sierra Morena. Josefina Niebla (66

Hierve el sol sobre la tierra, rota y yerta, a su pesar se levantan, misterios del mismo, ¿quién sabe? ... olivares, aceitunillas negras, campos de cebá, centeno y paja. Del pastoreo viene, cansino, fatigas de la sierra misma, camisa empapá, el sudor del que cae a plomo, ovejitas blancas, .. el zurrón y alpargatas, siguiendo cañada arriba, hasta el cortijo llegará. Mujer e hija tiene, María aguarda, zarandeando la paila, cutis fino, manos menudas, ¿quién diría que en el campo anda?; la niña ya se ha dormido, una nana todavía canta: ea mi niña, era, ¡ Shuuuu!, suspira y canta, .. azuzando la brasa. Por la noche callada, no más luz que la de una vela, no más calor que la del lecho, la serranía enmudece, ... ni el volar de aquélla águila, no más aullido que el del zorro, ¡por dios!.. que susto pasan. Al pueblo fui ayer mañana, a entregar las cuajas, y al pasar por la taberna del ventorrillo a la entrada, tó er mundo murmuraba la misma historia versada: Que un bandido anda suelto por la S

16.- Pasos largos en Sierra Morena. Josefina Niebla (66

Hierve el sol sobre la tierra, rota y yerta, a su pesar se levantan, misterios del mismo, ¿quién sabe? ... olivares, aceitunillas negras, campos de cebá, centeno y paja. Del pastoreo viene, cansino, fatigas de la sierra misma, camisa empapá, el sudor del que cae a plomo, ovejitas blancas, .. el zurrón y alpargatas, siguiendo cañada arriba, hasta el cortijo llegará. Mujer e hija tiene, María aguarda, zarandeando la paila, cutis fino, manos menudas, ¿quién diría que en el campo anda?; la niña ya se ha dormido, una nana todavía canta: ea mi niña, era, ¡ Shuuuu!, suspira y canta, .. azuzando la brasa. Por la noche callada, no más luz que la de una vela, no más calor que la del lecho, la serranía enmudece, ... ni el volar de aquélla águila, no más aullido que el del zorro, ¡por dios!.. que susto pasan. Al pueblo fui ayer mañana, a entregar las cuajas, y al pasar por la taberna del ventorrillo a la entrada, tó er mundo murmuraba la misma historia versada: Que un bandido anda suelto por la S