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Pasión mediterránea. Juan Manuel Ferrer

PASIÓN MEDITERRÁNEA Recuerdo que las manecillas del reloj marcaban las 12 en punto de la mañana de uno de esos calurosos días de julio, tan típico por aquellos lares. Un día soleado, con un calor abrasador, cerca de 38 º. Las gotas de sudor producidas por los implacables rayos de sol se deslizaban lentamente por mi rostro. Pero aquel día me sentía el hombre más afortunado de la Tierra. Me encontraba junto a una hermosa mujer de curvas impactantes, sensuales, una hembra poderosa, muy atractiva, irresistible. Empecé a recorrer su cuerpo lentamente con la mirada. Cabello liso castaño claro, o

Pasión mediterránea. Juan Manuel Ferrer

PASIÓN MEDITERRÁNEA Recuerdo que las manecillas del reloj marcaban las 12 en punto de la mañana de uno de esos calurosos días de julio, tan típico por aquellos lares. Un día soleado, con un calor abrasador, cerca de 38 º. Las gotas de sudor producidas por los implacables rayos de sol se deslizaban lentamente por mi rostro. Pero aquel día me sentía el hombre más afortunado de la Tierra. Me encontraba junto a una hermosa mujer de curvas impactantes, sensuales, una hembra poderosa, muy atractiva, irresistible. Empecé a recorrer su cuerpo lentamente con la mirada. Cabello liso castaño claro,

Juan M. Ferrer

Lo que a continuación vais a leer, espero que ávidamente, ocurrió en el verano de 2000, durante mi penúltimo curso de carrera. Sexo en la Facultuad Era un caluroso día de agosto en el campus universitario de Almería, simpática ciudad del sureste español, en la cual resido actualmente. Me habían quedado para septiembre Derecho Financiero II y Derecho Procesal I, dos auténticos ladrillos, y todas las mañanas acudía a la biblioteca de la facultad para estudiar, sobre todo porque allí había aire acondicionado, lo cual ayuda bastante a la hora de concentrarse en el estudio en esas agobiantes fechas. Pero ese no era el único motivo…. En verdad he de confesar que la causa principal era una chica, dos cursos por debajo del mío, que también acudía allí para estudiar y a la cual ya le había echado el ojo desde hacía un tiempo. No sabía aún cómo se llamaba, pero me prometí a mi mismo que antes de que acabara agosto la conocería. Y, para mi dicha, eso ocurrió mucho antes de lo que yo esperaba… Era

Follando en la Facultad. Juan M. Ferrer

Lo que a continuación vais a leer, espero que ávidamente, ocurrió en el verano de 2000, durante mi penúltimo curso de carrera. Era un caluroso día de agosto en el campus universitario de Almería, simpática ciudad del sureste español, en la cual resido actualmente. Me habían quedado para septiembre Derecho Financiero II y Derecho Procesal I, dos auténticos ladrillos, y todas las mañanas acudía a la biblioteca de la facultad para estudiar, sobre todo porque allí había aire acondicionado, lo cual ayuda bastante a la hora de concentrarse en el estudio en esas agobiantes fechas. Pero ese no era el único motivo…. En verdad he de confesar que la causa principal era una chica, dos cursos por debajo del mío, que también acudía allí para estudiar y a la cual ya le había echado el ojo desde hacía un tiempo. No sabía aún cómo se llamaba, pero me prometí a mi mismo que antes de que acabara agosto la conocería. Y, para mi dicha, eso ocurrió mucho antes de lo que yo esperaba… Era una hembra poderosa.