Antonio Guerrero: "Jugando a la cometa"
"La niña jugaba con la cometa, allí junto al bosque, en aquella pequeña colina, un hilo de cáñamo unía la mano a ese cruce de pequeñas maderas y tela que era la cometa, o pandorga, así la llamaban en otros lugares de Andalucía, larga cola verde, de serpiente o más bien culebra que juega con el aire. Las lavanderas pasaban por el camino al pie de la colina y se internaban entre los álamos, con sus canastas de mimbre en los costados, en los cuadriles como ellas solían decir. Las ropas golpearían las piedras entre las que discurría el Nacimiento, aguas frías que enrojecen las manos, aguas que irían quitando manchas de tierra, sudores del trabajo diario con la azada y con el arado. La cometa, dirigían sus alcahuetes ojos hacía el bosque. Maribel había pintado dos ojos y una boca sobre la tela blanca con unos tizones. Por entre los troncos de los árboles se colaba el canto de Pilar, que restriega que restriega, cantaba, "Cuando anochece en el mar soñando que eres la roc