Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Ricardo Villegas

Las noches que tengo para escribirte. RICARDO VILLEGAS

Este poema me lo envió su autor para publicar en Internet en el dominio lavozdelacometa.org Con el tiempo conseguimos publicarlo en papel en la recién creada revista Almeriense   "Nueva Literatura Almería" Pertenece  a su obra:  << LAS NOCHES QUE TENGO PARA ESCRIBIRTE>>  S e lo dedicó el autor "... al amor de su vida ,   todo pasión, sentimiento..."  Pasado el tiempo, publicaría otras obras recopiladas en:   OTOÑO A DISTANCIA, INVIERNO   POR CARTA Y VERANO. Hay tres silencios  de tenues,  tristes misterios  que son desiertos,   que son los muertos de tus palabras cuando hablan hacia mí. Son tres callados, sólo el primero de tu mirada con labios secos de movimientos   e insinuantes de palabras. Risas parado el segundo de alegría sonriente   y tus mejillas, calientes, sonrojadas por un mundo. Y el tercero, qué, gran lapso, cuando te acercas y besas. Y quieto, con un colapso me he quedado si ahora  a mi  tus silencios han llegado. No me hables,  sólo calla,

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

AJEDREZ Empezamos la batalla Simplemente con salir, Atacamos las mañanas Con huecos para el alfil. Defendiste, siciliana, Ese rey con un enroque, Pero sabes que mi dama Conoce que el año te toque; Y se mueve por ese campo, Custodiada por peones Que la cubren ya de ataques De esos caballos feroces. Y las piezas se me mueven Sin yo querer abarcarlas, Pues batallas ya se vuelven Guerras ensangrentadas Cayó un peón el primero, Mío, con tal desgracia, Que al repeler ese golpe Murió un caballo en tu estancia. Y me hiciste sacar la torre Que cerró una herida abierta, Pues el alfil que tapaba Huyó, al ver la reyerta. (Y no es que no sea valiente, es que te tiene temor, ya que una es la siciliana, y otro es el mate pastor.) Con caballo y con la torre Puede asustar a tu rey, Pero después del derroche Vino el tributo de ley, Que por fin, rompió a mi dama, Y aunque murió ya la tuya No pudo ser más que llama Que apagó, triste, una duda. Y cerraste mi yo más fiero En jaque mate de mí, Y calaste lo q

RICARDO VILLEGAS. UNA TARDE

  RICARDO VILLEGAS   Una tarde... Una tarde de febrero, se te helaron los labios; y una tarde de febrero te besé, quizá por eso, quizá porque te quiero tanto.   Una tarde de febrero, con el mar a las espaldas y el cielo rojo, encallado en una roca lejana, tu boca lenta, encarnada, y tus palabras helando la tempestad cautiva de la tarde helada me besaste, quizá por eso, porque yo sin tí no soy nada.   Una tarde de febrero, te quiero, sin más; porque no me hace falta saber por qué.   Los besos, quizá por eso, quizá porque no sé por qué te quiero, y eso me basta.