IRSE DEL MUNDO

 

Irse del mundo

Irse del mundo



Nunca fui culpable



La radio escuché, no
encontré el silencio, la radio escuché, su sonido me enamoró, soy yo, soy yo,
el yoyo, el sonido gusta, y yo, sigo escribiendo tonterías de las que me
arrepentiré, música memorizando y deseando acabar ya con esta melancolía, otros
la olvidarán y para ellos serán palabras pasajeras, verbo a verbo, angustia
milagrosa y querer sobrevivir. ¿Cómo sería él?, ¿qué vicios tendría?, ¿qué
drogas tomaría?... ¿Cuál el color de su pelo?, ¿qué ropa usaría?, ¿qué virtudes
tendría y qué platos comería?, ¿con qué novias andaría?, ¿cuánto tabaco, cuánta
droga?... Irse del mundo, ¿a dónde?, donde no haya sombras ni lamentos, donde
no locuras ni digan que soy culpable, vivir en paz donde nadie me vea, descansar
y dormir por las noches, recuperar el bienestar. Irse de Europa, volar,
desaparecer, avión de papel, crucero de melancolía, en avioneta, globo,
bicicleta, en todo y en la imaginación… también. Emprender un largo recorrido
al Paraíso, que no es donde estoy ahora. Lo han hecho todo de pena, mortal,
guerra horrible, nefasto, de vergüenza pura, fatal, gravemente y sin piedad,
desastroso. Dios, ayúdame a salir, a dar el paso y perderme en la luz, tu luz,
tu amor, tu protección que no me falte nunca.

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LA DESNUDEZ DE LAS HORAS